Las relaciones de pareja a ratos enfrentan momentos difíciles que no siempre se pueden arreglar. Cuando estas terminan de forma conflictiva no solo los padres sufren sino también los niños y el impacto y daño que esto tiene en sus vidas puede ser muy grande, sobre todo si los padres los ponen en medio de sus peleas y utilizan para dañarse.
Si consideramos que en nuestro país 7 de cada 10 parejas son muchas las familias que se enfrentan a situaciones de este tipo. Según explica Mónica Gabler, psicóloga clínica y perito forense del Centro Ipsis: “La separación de la pareja parental puede producir un daño irreversible en los hijos si éstos son involucrados en sus problemas, especialmente si el conflicto entre los padres es sostenido a lo largo del tiempo. Mientras más pequeño/a es el niño/a, mayor impacto tendrá en su desarrollo”.
La profesional agrega además que “esto se debe a que el niño/a se encuentra en proceso de estructuración del psiquismo -es decir, formación del Yo y de la personalidad- por lo que necesita que sus padres estén presentes en términos emocionales. De este modo podrán -o no- guiar, orientar, establecer límites y contener cuando sea necesario. Si la pareja parental está volcada al conflicto con el/la expareja disminuye la disponibilidad emocional hacia los hijos, por lo que estos quedan desamparados”.
Si los padres se enfrentan constantemente y no logran una separación armónica ni llegar a acuerdos sobre temas básicos con los hijos se puede recurrir a los tribunales.
Y es aquí donde en procesos como este el apoyo sicológico cobra especial relevancia ya que una evaluación de este tipo permite ver hasta qué punto los niños han sido dañados por esta dinámica. También comenzar a repararlo.
De acuerdo con el Informe Anual de Justicia realizado el año 2017, en tribunales de familia ingresaron un total de 17,8 % por vulneración de derechos, un 2,3 % por cambio del cuidado personal de los hijos, y un 11,6% para modificar la relación directa y regular con los infantes.
¿Cómo se puede reconocer si la separación es destructiva?:
El conflicto entre los padres va en escalada, aun cuando haya cesado la convivencia.
Los hijos están involucrados en las dificultades de los padres y son sus mensajeros.
Ambos o uno de los padres habla mal del otro progenitor con el propósito de desprestigiarlo.
Uno o ambos padres realizan intentos por alejar al hijo/a al otro progenitor.
Cada uno de los padres se sostiene en una posición rígida respecto del otro por lo que no está dispuesta/o a ceder en ninguno de sus requerimientos.
Para ayudar a un niño/a en esta situación, es imprescindible activar las redes de apoyo dentro del entorno familiar, posibilitar que hable sobre cómo se siente (sin ser invasivos) e idealmente, proporcionar un espacio terapéutico en el que pueda elaborar las dificultades que ha experimentado.
Para mayor información visite www.ipsis.cl
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