Datos del Coordinador Eléctrico señalan que la energía vertida en el país al año 2023 llegó a los 2615 GWh. Esta cifra, que equivale al consumo anual de 897.000 hogares, evidencia un problema crítico en la infraestructura de la red de transmisión de energía del país.
El año pasado la matriz energética de Chile se distribuyó en un 37% de fuentes fósiles, un 26% de energía hidráulica y un 37% de energías renovables no convencionales (ERNC). Aunque este último porcentaje podría ser considerablemente mayor, existe una capacidad instalada, especialmente de energía solar, que actualmente no se puede integrar al sistema dada la congestión de la red de transmisión en las horas de mayor consumo.
“El Coordinador Eléctrico ha calculado que la capacidad ideal de almacenamiento en baterías es de 2,000 MW al año 2026, considerando baterías de duración entre 6 a 8 horas, lo que permitiría ahorros al país del orden de US $500 millones. La capacidad instalada actual representa solo el 10% de esta capacidad óptima, por lo que es urgente adoptar soluciones de almacenamiento a largo plazo, para enfrentar los desafíos energéticos actuales y futuros”, explica Nicolás Carrasco, Coordinador de Desarrollo e Innovación BASF Chile y Perú.
En este escenario, la implementación masiva de baterías de sodio-azufre (NaS) se perfila como una solución estratégica para el almacenamiento de energía a largo plazo. Esta tecnología ha demostrado su efectividad y viabilidad en países líderes como Alemania, Italia, EE.UU., Japón y Australia, y puede convertirse en una herramienta clave para aprovechar al máximo el potencial renovable de Chile, al ofrecer una respuesta eficiente a los problemas actuales de pérdida de energía renovable.
Entre los beneficios de las baterías de sodio-azufre destacan su capacidad para retener energía por más de seis horas y una vida útil que puede alcanzar hasta los 20 años. En términos de seguridad, su diseño no inflamable y su capacidad para operar a bajas temperaturas minimizan considerablemente el riesgo de incendios. Además, la abundancia de sodio, el sexto material más común en la Tierra, asegura la disponibilidad constante de materiales para la producción sostenible de estas baterías.
La versatilidad de las baterías NaS se manifiesta en su capacidad para complementar las de litio, formando una solución integral que responde a las crecientes demandas de almacenamiento de energía a gran escala. Esta sinergia resulta especialmente beneficiosa en el sector industrial y en la estabilización de redes eléctricas. De cara al futuro, la implementación masiva de esta tecnología se presenta como un elemento clave para transformar el panorama energético de Chile.
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