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Columna: Invertir en tiempo de crisis


Por Francisco Ackermann, gerente comercial y Co Founder de Capitalizarme.com



Francisco Ackermann.

Las crisis económicas son parte del ciclo que viven los países cuando se ven enfrentados a distintas dificultades que afectan, en alguna medida, el crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB). Cuando la disminución de este indicador se mantiene por un periodo prolongado, los especialistas comienzan a hablar de una depresión económica, panorama que se vivió en Chile durante la época de los 80.


Pero, ¿qué medidas debemos tomar en tiempos de crisis? Si bien es normal que las economías tengan curvas de crecimiento y que, al llegar a su auge, se produzcan bajas que desestabilizan el funcionamiento del país, la gran mayoría concuerda en que la inversión es el elemento clave para volver a levantarse. Y al hablar de inversión no solo se consideran los grandes proyectos, sino también aquellos movimientos que permiten volver a cierta “normalidad” del ciclo económico habitual.


En este escenario, la recomendación es invertir en instrumentos de bajo riesgo y con prudencia, opciones que dentro de sus variables sean de demanda constante y no cíclica, como por ejemplo, el arriendo de una propiedad. Asimismo, la diversificación de inversiones también es algo aconsejable para disminuir el riesgo, ya que no existe el "único ganador”.


Cuando hablamos de inversiones inmobiliarias, es fundamental aprovechar los descuentos que se generan por el contexto y apostar a mayor seguridad. En el caso de que no dispongas de una gran espalda o tengas desafíos grandes, como pagar 12 dividendos y recibir quizás solo 8-10 arriendos anuales en época de recesión, una opción atractiva es comprar en verde o blanco. Con esta alternativa, los años que demora la entrega de la propiedad te permitirán ocupar una baja capacidad de ahorro mensual -cosa de tener el resto de tu dinero en inversiones líquidas- y "saltarse", de cierta forma, la crisis que se vive en el momento.


La recomendación es destinar el 50% de tu capacidad de ahorro a inversiones líquidas, el otro 50% en instrumentos de mayor plazo y, por sobre todo, que estas vayan dirigidas a elementos que entreguen alta seguridad para tus finanzas


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