Marielle Trujillo, coach de vida, empleabilidad y emprendimiento
Dada la crisis del Coronavirus, he podido ver a muchos chilenos evadir controles sanitarios, salir en horarios de toque de queda, entre otras cosas, transgrediendo los límites impuestos por las autoridades y poniendo en riesgo sus vidas y la de quienes los rodean, denotando una total falta de empatía e imposibilidad de seguir normas.
Evalúo esta situación desde el proceso de aprendizaje de miles de chilenos, quienes desde la infancia –tanto en sus hogares como en colegios donde se les enseñó la disciplina que indica lo que “se debe o no hacer”, además, de la adquisición y aprendizaje de valores.
Por lo anterior, las personas que no cumplen las reglas o se las saltan, pareciera ser que están acostumbradas a hacerlo en el transcurso de sus vidas, dentro de sus costumbres está el de “hacer trampa” por la falta de autocontrol personal, sencillamente “no quieren o no saben cómo corregir errores “, porque esa conducta es intrínseca en su ser y proviene de la falta de disciplina y valores.
Las creencias de estas personas los hacen pensar que “no pasará nada”, “no es tan grave” “a mí no me va a tocar, por lo cual no hay consecuencia negativa en ello” “no lo puedo postergar”, etc. En todos esos mensajes, no existe la empatía.
Entristece ver, cómo chilenos muestran una tremenda incapacidad de salir de sí mismos y ser capaces de ser consciente y entender lo que está realmente está pasando y las consecuencias de sus actos.
Mi pregunta es: ¿Por qué tenemos que llegar a experimentar el dolor cercano para poder conectarnos con la realidad? ¿Por qué tenemos como seres humanos conscientes, ver morir a un familiar o un amigo para aterrizar en la realidad y darnos cuenta que si seguimos transgrediendo las normas, enfrentaremos meses muy difíciles de los cuales nos costará mucho salir adelante?
¿Que nos está pasando como sociedad con nuestros valores personales y colectivos? , al parecer, hemos olvidado que estos tienen por función generar el equilibrio entre las cosas buenas y malas en la conducta de las personas y su capacidad de diferenciarlo.
Y si existe una serie de valores que son compartidos como sociedad y como país, y su finalidad es establecer los comportamientos y actitudes que nos conduzcan al bienestar colectivo, entonces cuáles son los que actualmente valoramos? ¿Cómo nos relacionamos con ellos?
Decimos ser un país defensor de los derechos humanos, democrático, valiente, chilenos capaces de salir de grandes desastres naturales. Entonces, la invitación es a reconectarnos con nuestra historia de convivencia armoniosa, respetuosa, tolerante e integradora entre todos los individuos que nos rodean sin distinción alguna, ya que el principal propósito ahora es generar bienestar a través del respeto y empatía.
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