Por Martian(Ziyi) Zhang, Regional Marketing Manager, Xiaomi LATAM
Es difícil retroceder el tiempo en nuestras cabezas y ver cómo éramos antes, como estábamos inmersas de alguna forma a un sistema guiado por ciertos paradigmas establecidos desde tiempos inmemorables.
Posiciones de poder y diferentes cargos en áreas como ingeniería, o tecnología en mi caso, eran dominados absolutamente por el género masculino, teniendo nula posibilidad de encontrar un espacio para desarrollar las habilidades y pasiones que cada uno tiene. Hace algunos años, esta antigua tendencia ha ido cambiando, dándonos a entender que las diferentes posiciones en el trabajo y en la vida en general no pasan por diferencias, sino por igualdades, igualdades que todos tenemos y que nos hacen crecer en conjunto como civilización.
Hoy en día, hemos avanzado un camino que creo nunca pensamos ver, en donde es posible identificar a grandes líderes mujeres en diferentes posiciones importantes, en el lado de la minería, tecnología, antropología, y muchas más, que evidencian que el ADN de la vida es la unión, no la desunión. Lo anterior, ha servido claramente como fuente de inspiración para que las nuevas generaciones vean que se pueden hacer cambios, que se pueden alcanzar metas y sueños que nosotros mismos busquemos, no impuestas por terceros.
Sin duda, hemos conseguido avanzar mucho en poco tiempo, pero aún faltan muchas cosas más que tenemos que cambiar como sociedad, aprender a vivir compartiendo conocimientos e impulsándonos entre todos, no al revés. Buscamos simplemente un mundo más justo, más igual, en donde mujeres y hombres hagamos las mismas cosas sin ser juzgados, complementándonos mutuamente como siempre debió haber sido. Somos animales pensantes, no solo animales, por lo que debemos hacer valer esa capacidad en todos los ámbitos de la vida, avanzando y no retrocediendo.
Sinceramente espero que cada año, los avances en materia de igualdad de género sean más significativos, que podamos sentirnos libres con todas y todos, que no existan barreras en lo que nos propongamos, que aprendamos a vivir en comunidad para crecer todos juntos. Hemos logrado un gran salto temporal, y es nuestra misión seguir avanzando para que todo valga la pena, para que no escuchemos más un “nunca”, sino un “siempre”.
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