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Cobre: Una ayuda con las heridas crónicas


El cobre es un mineral fundamental para la economía de Chile pero además de sus usos en tecnología y construcción cada vez se descubren más usos asociados al mundo de la salud.


Esto porque a través de su capacidad antimicrobiana este mineral es el ayudante perfecto para asistir en el cierre de las heridas. Además, promueve la generación de nuevos vasos sanguíneos y evita que las heridas húmedas dañen la piel circundante propiciando la cicatrización, clave en los problemas derivados de la diabetes. Asimismo estas cualidades ayudan además a sanar heridas crónicas, sobre todo las atribuidas al pie diabético.


Según las últimas cifras oficiales de diabéticos en Chile, que corresponden al Informe Epidemiológico del Ministerio de Salud 2016-2017, el 12,3% de la población nacional padece Diabetes, equivalentes a 1.700.422 personas. Y de ese total, el 6,8% consultaron en los centros de salud por úlceras en pies y piernas, afección conocida como pie diabético, equivalentes a 115.307 personas


Capacidad antimicrobiana

Antes de explicar cómo el cobre sana es necesario entender la lógica de las heridas crónicas.

“Una de las razones de porque estas lesiones se vuelven crónicas es porque sufren de fuertes infecciones, las que favorecen un estado de inflamado constante en la zona afectada. Por esta razón las defensas naturales del cuerpo concentran su energía en atacar la infección, pero descuidan la regeneración de los tejidos y la lesión permanece sin cerrar”, explica Ignacio Gajardo, magíster en biotecnología y representante de ventas de Cupersan.


Acá es donde el cobre actúa pues disminuye esta peligrosa inflamación gracias a su capacidad antimicrobiana.


“El cobre tiene la capacidad de infiltrarse en el ADN y en las proteínas que conforman a las bacterias, obstaculizando su funcionamiento e impidiendo su proliferación”, explica el especialista.


Con las bacterias controladas, se mantiene a raya la infección, disminuye la inflamación y “el cuerpo se puede concentrar en sanar la herida”, dice Gajardo.


Poder regenerador

El cobre también ayuda a curar heridas porque estimula la angiogénesis, que es la capacidad del cuerpo para generar vasos sanguíneos nuevos, aspecto fundamental en la cicatrización.


“El cobre estimula a que las células que hay en las heridas hagan el proceso de angiogénesis, transformando las nuevas células en vasos sanguíneos, aumentando la disponibilidad de oxígeno y nutrientes en la zona gracias a que se mejora la circulación sanguínea”, explica el especialista.


Otra de las razones de por qué una herida se transforma en crónica es por la presencia exacerbada de metaloproteasas, una enzima que puede actuar como antagonista de la cicatrización.


“Para que una herida pueda sanar, en la lesión se forma una matriz extracelular -que es una especie de malla de proteínas- para que las células nuevas se puedan adherir y crear tejido nuevo. Pero la metaloproteasa rompe las proteínas, por lo que la malla no se puede formar, las células no tienen donde sostenerse y por ende, no sana”, dice Gajardo.


No solo eso, la metaloproteasa es responsable de la maceración de la piel circundante a la lesión. "Pero el cobre tiene la capacidad de inhibir esta enzima y la herida puede sanar", afirma Gajardo.


Todas estas propiedades curativas del cobre están presentes en Cupersan, tratamiento para las heridas de pacientes con pie diabético que se ofrece en hospitales y centros de salud de Chile y que aplica cobre sobre las lesiones en dos pasos:


Primero a través de CupersanClean que permite desprender con facilidad el tejido dañado, favoreciendo la descontaminación y limpieza de la herida, y segundo aplicando CupersanGel que proporciona las condiciones ideales a la herida hasta la siguiente curación.


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